"Al haber comenzado a ser un bien escaso,
las palabras tenían más significado que antes"
(Juan José Millás, EL ORDEN ALFABÉTICO)

CAPÍTULOS 46, 47, 48 Y 49

46
Me caso con Ruth. La luna de miel es en New York. Nos hospedamos frente al mismísimo Lincoln Center, en el Empire Hotel. Desayunamos en Denny’s, almorzamos slices de pizza en Broadway, cenamos justo abajo del hotel, en O’Neals. Vemos “Cats”, “Oh Calcuta”, “Madame Saigón” y “Rocky Horror Picture Show”.Compramos en Macy’s. Recorremos el barrio chino, el Village y Central Park. Nos carcajeamos en las sexshops. Nos negamos a visitar la estatua de la libertad.

47
Son diez años los que cumple ideArte y lo celebramos con una edición especial aniversario de 196 páginas: el recuento cultural de la década. Decido que es la última e imprimimos el doble de la circulación habitual. Total, se ha convertido en una revista de culto y difícilmente acumularemos ejemplares. FORD MOTORS DE VENEZUELA nos felicita con un aviso propuesto por nosotros que ocupa, excepcionalmente, la contraportada externa e interna, doble y desplegada: “Celebramos, a todo motor, 10 años de una publicación FORDmidable”. Esta pieza gana el premio ANDA. La campaña “tiempo libre, tiempo Oster” se extiende a lo largo de diez cintillos sucesivos en páginas impares. La separata fotográfica que nos caracteriza desde el primer número, impresa este vez en glasé 200, recrea, año por año, los eventos memorables. PEPSI LIGERA es la única bebida que se sirve en la megafiesta que tiene lugar en el Hotel Humboldt.

48
La vida me sucede en ráfagas estroboscópicas. Me desvinculo por completo de la actividad editorial. Nace mi hija Lorena. Mi padre, viéndose abuelo, vende las acciones de sus tres negocios, mientras recita al yerno de Marx: “seamos perezosos en todo, menos en amar y en ser perezosos”.

49
Una vez más, volvemos a perder las elecciones. Caldera reincide en la presidencia y los venezolanos en la insensat(h)ez. Cabreados por tanta desidia, los caraqueños por adopción desisten hasta del Avila.

Los hermanos Mora bostezan en su San Cristóbal natal. Cagándose de frío por culpa del aire acondicionado, René maneja su Cadillac blanco allá en Mayami, balsa automotriz que no supera las noventa millas náuticas.

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